lunes, 25 de mayo de 2009

Artesanía de los Indígenas del Estado Amazonas

La alfarería :

Son muy pocos los indígenas que conservan la tradición alfarera, como por ejemplo los Yanomami, que hasta hace muy poco fabricaban algunas vasijas, tal es el caso de la tradicional “hapoca”, que es una olla sencilla en forma de campana sin ningún tipo de decoración, asas o patas que utilizaban para cocinar, Eran los hombres quienes la fabricaban con arcilla blanca utilizando el método del enrollado y alisado y quemándolas en piras de fuego abierto.

Textilería :

Las indias mientras están en meditación como ausentes, ante un vasto mundo de juncos, lianas y raíces, con muy pocos instrumentos, son capaces de crear cordones y mecates tal es el caso de las indígenas de Río Negro que utilizan el chiquichique Leopoldina piassaba; cordones de adorno corporal , usados para atar a la cintura, brazos, pantorrillas, piernas y glúteos; incluso todavía hoy, se confeccionan los llamados “cinturones amazónicos” como el “wao” de los Yanomami, con el que atan el pene a un cordel de hilos de algodón que rodea la cintura.Entre las pocas prendas de uso que todavía se tejen en Amazonas están los guayucos hechos con hilos de algodón, que varían de tamaño y forma de acuerdo al grupo étnico, como la “ramopotima”, guayuco femenino Yanomami cuya parte posterior es un haz de cabos de algodón que forma un arco sobre los glúteos, y la anterior hecha con una serie de hilos que caen como flecos sobre el pubis.Los Ye’kuana tejen una especie de delantal que utilizan las jóvenes en el rito de paso de la infancia a la adolescencia, llamado “muwaaju”, éste presenta una interesante adaptación de materiales no autóctonos como la mostacilla, tejida en un telar en forma de arco, el cual se construye con dos trozos de bejuco grueso atados fuertemente por los extremos, para que el lado arqueado pueda mantener la tensión necesaria que requiere una urdimbre en cuya trama se insertan las pequeñas cuentas de vidrio, de colores azul, blanco y rojo, principalmente. El telar y huso también lo utilizan las Ye’kuanas en el tejido de las bandas de algodón que usan las mujeres indígenas para cargar a los niños mientras realizan sus actividades cotidianas.En cuanto a los chinchorros, enser colgante de origen indígena diseñado para el sueño, el descanso, el amor y la muerte. Los Yanomami los hacen rudimentarios con un haz descortezado del bejuco mamure Hetoropsis spruceana. Los Guahibos trabajan con la fibra de la palma de cumare.

Cestería :

Además de preceder a la alfarería, es anterior a todo trabajo de cuerdas y telar. De acuerdo con cada cultura, las técnicas de tejido se adecúan directamente al tipo y característica del material con que se cuenta. Algunos grupos tienden a preferir ciertos procedimientos sobre otros, lo cual agrega un sentido de pertenencia étnica a cada objeto; tal es el caso de las cestas de chiquichique tejido en espiral, característica de los Kurripaco del Río Negro; o las de bejuco mamure trenzado de los Ye´kuana y Yanomami, tan diferentes entre sí a pesar de usar similares técnicas y materiales. Entre los Ye´kuana cabe señalar la excelencia del tejido de los “wuwa” comercial, hecha por las mujeres a partir de una cesta tradicional de carga, a la que han incorporado elementos decorativos de carácter simbólico.En nuestros indígenas, la variedad de cestas utilitarias es inmensa, así tenemos por ejemplo: esteras, sopladores, petacas, nasas, cedazos o manares, guapas, catumares, sebucanes, mapires y guaturas. Aunque sus formas se relacionan con el uso, no podemos decir que lo utilitario contradiga sus cualidades estéticas.

Cestería Kurripaco :

Se distingue porque utiliza la fibra del chiquichique que constituye uno de los materiales de mayor resistencia al agua, por lo que es reconocida mundialmente para la fabricación de mecates para anclaje de barcos de gran calado e instrumentos de limpieza de alta durabilidad, como cepillos y escobas industriales. Empleando esta fibra vegetal, los Kurripaco tejen sebucanes o tinulipe, manares o dupitsi, guapas o wayára, cestas cilíndricas de base plana o búdaka, cestas cilíndricas de carga o mucutú y sopladores o kuipedda.

Madera :

En los húmedos territorios del Amazonas cuya sobreabundancia vegetal desborda de misterio los poblados, encontramos talladores indios. De acuerdo con sus costumbres, ningún objeto fabricado está destinado a perdurar, pues la naturaleza regala las materias y todo lo que se va desgastando con el tiempo y el uso, se descarta o adquiere una nueva utilidad. Por esto conocemos poco de los antiguos objetos artesanales tan solo hemos visto los canaletes áparo o arú tallados por los extintos Baré, de ellos se decía que estaban hechos por los terribles hombres-sapo. Según el mito, a mediados del mes de julio, aprovechando que la selva se cubre con una densa capa neblinosa, salían de sus escondites unas criaturas mitad hombre, mitad sapo, que remontaban el río en rápidas curiaras, asaltando y exterminando con sus canaletes en forma de lanza a todos cuantos encontraban a su paso.En casi todos los poblados indígenas se usa la madera para la fabricación de objetos necesarios para la sobrevivencia, tales como cerbatanas, arcos, flechas, dardos y carcaxes, por señalar sólo unos pocos, elaborados con maderas provenientes de las más variadas especies de palmas o con el tallo leñoso de las cañas y el bambú.Hay comunidades que se distinguen por el tipo y calidad de sus objetos. Tal es el caso de los Ye´kuana, pueblo de navegantes y constructores de curiaras y canaletes, en cuyo territorio y particularmente en las inmediaciones de los bosques de galería de los ríos Caura, Padamo y Erebato, abundan árboles gigantescos, necesarios para la fabricación de estas embarcaciones hechas con un sólo tronco. Para construirlas vacían su interior hasta obtener la forma oval característica, la superficie exterior se desbasta con hachas y machetes de metal, hasta que el casco queda liso y de un grosor uniforme. La curiara se ensancha poco a poco, con la ayuda del fuego en un proceso lento y minucioso, se van quemando pequeños tramos; a medida que el fuego avanza abriendo los espacios, se insertan travesaños para evitar que la madera se encoja al enfriarse, inmediatamente se colocan las tablas que servirán de asiento. Luego de calafateada con una resina vegetal, llamada peramán, la curiara estará lista para la navegación. Sus canaletes o remos, generalmente de forma acorazonada, se tallan en maderas duras y se decoran con diseños geométricos, pintados en rojo y negro. Cuando las curiaras son desechadas como embarcaciones, se colocan sobre dos horquetas y se usan para conservar la pulpa de la yuca recién rallada, lavar ropa o almacenar bebidas fermentadas que consumen en fiestas y ceremonias sagradas.Entre los muchos objetos del ajuar doméstico indígena asociados al procesamiento de la yuca amarga, están los singulares ralladores, los cuales fueron un producto de gran distribución comercial, principalmente entre las comunidades indígenas de los Ye´kuanas, Kurripaco y Baniva. La minuciosa técnica de su fabricación se inicia con la preparación de una madera plana o cóncava; en ella solían incrustar minúsculas y agudas astillas de piedra que fijaban a la tabla con peramán, actualmente los “dientes de piedra se han ido sustituyendo por diminutos triángulos metálicos confeccionados con la hojalata proveniente de contenedores de aceite o latas de cerveza desechados. Este cambio ha hecho desaparecer la antigua disposición geométrica de las piedras con las que creaban diseños de peculiar sutileza.Los bancos tallados en madera fueron para algunas culturas indígenas un signo de rango y sabiduría. Se los consideraba, a la par de las maracas y los bastones sonajeros, como una de las herramientas más importantes del poder shamánico. Fabricados como asiento jerárquico en la conmemoración de eventos religiosos, eran luego destruidos junto a otros objetos que conformaban el ajuar ceremonial. Solían tener formas cóncavas y ovaladas representando a veces animales de la fauna sagrada. Al convertirse en objetos comerciales, los bancos ceremoniales han ido perdiendo su carácter religioso, es así como los Ye´kuana, Piaroa y Piapoco, han organizado talleres de fabricación de bancos destinados a la venta, la pérdida del sentido original ha permitido el cambio de las formas, dimensiones y motivos decorativos tradicionales. Igual suerte han corrido las antiguas armas sagradas y los bastones sonajeros tallados en madera, que distinguían el rango de su portador, marcando el paso de las danzas rituales, los cuales han sido absorbidos por el comercio artesanal de “souvenirs”.

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